Otros autores ligados a la tierra

En cualquier caso, para conocer con mayor detenimiento a éstos y otros autores, se puede consultar el Atlas Literario de la Provincia de Jaén, disponible en el Instituto de Estudios Giennenses (IEG):

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El Atlas Literario de la Provincia de Jaén dispone de información sobre autores nacidos en Jaén, o cuya obra trata sobre Jaén, así como obras de referencia sobre Jaén y sus autores.

A continuación se expone parte de la información que se puede consultar en el Atlas Literario de la Provincia de Jaén, destacando como muestra algunos autores.

Francisco de Quevedo Villegas

Nació en el seno de una familia hidalga montañesa, siendo hijo del secretario particular de la princesa María y, más tarde, de la reina doña Ana. Se formó en el Colegio Imperial de los Jesuitas y en la Universidad de Alcalá de Henares, configurándose en adelante como un humanista cultivado especialmente interesado en filología y filosofía, y particularmente en Séneca y los estoicos.

Fue escritor en la Corte y uno de los poetas más importantes del Siglo de Oro junto a su eterno rival Luis de Góngora, con el que mantuvo una rencilla intelectual la mayor parte de su vida.

Es autor de un vasto corpus poético que, sin embargo, no se imprimió en vida del autor ni bajo su vigilancia, de ahí que su posterior recopilación haya resultado tan dificultosa a los estudiosos.

El genial poeta y prosista mantuvo una estrecha relación con algunos personajes importantes de Jaén, lo que propició varias visitas a estas tierras. Es sabido, por ejemplo, que en más de una ocasión acudió a Beas de Segura a ver a su amigo don Sancho de Sandoval, con quien además compartió una fluida correspondencia.

También visitó reiteradamente Segura de la Sierra, donde residía otro gran amigo suyo: don Alonso Messía de Leiva, quien desarrolló una importante labor en la redacción definitiva de algunos de los textos del autor.

Su relación con Jaén queda constatada en algunas de sus obras. Llegados a este punto, cabe destacar el soneto dedicado a Lisi, donde describe con gran plasticidad en los cuartetos ciertos parajes de las sierras de Segura, especialmente el caudaloso río Guadalquivir. Pero una descripción mucho más exhaustiva de estos parajes, y en concreto de Segura de la Sierra, la hallamos en su silva El yelmo de Segura de la Sierra, envuelta de referencias a la mitología clásica. Es más, en un romance, dedicado al itinerario que el propio Quevedo siguió de Madrid a la Torre de Juan Abad, y en el que hizo una escapada a Segura de la Sierra, se refiere a este lugar como “un corcovo del mundo”.

Por último, es necesario referir una carta, fechada en Andújar y dirigida al Marqués de la Velada y de San Román, en la que relata un viaje por Andalucía acompañado del rey Fernando IV en febrero de 1624, donde aporta interesantes datos relativos a lugares jiennenses que se encontraban dentro de su itinerario.

Miguel de Cervantes y Saavedra

Soldado, escritor, novelista, poeta y dramaturgo español. Mundialmente conocido por haber escrito la que posiblemente sea la primera novela de la historia y gran referente de la literatura universal El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Se trata del libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia.

El gran escritor de las letras españolas, hizo acto de presencia en tierras jiennenses. En efecto, bien es sabido que Cervantes pasó algunos años de su vida en Andalucía como recaudador de contribuciones, función en la que no siempre le fue bien, hasta el extremo de verse obligado a expiar sus culpas en la cárcel de Sevilla.

Por los años 1591-1592, como comisario a las órdenes de Pedro de Isunza, visitó varias poblaciones jiennenses. Los principales biógrafos de Cervantes (Fernández Navarrete, Cotarelo y Mori, Navarro Ledesma, Astrana Marín…) mencionan las siguientes: Linares, Martos, Porcuna, Arjona, Marmolejo, Lopera, Arjonilla, Las Navas, Begíjar, Alcaudete, Villanueva del Arzobispo, Jaén, Úbeda y Baeza.

Ahora bien, no existe documentación probatoria conocida para todos estos lugares. Incluso en algún caso se sabe que Cervantes encargó a otra persona la tarea recaudatoria. En algunos de ellos, como en el Archivo Histórico Provincial de Jaén, sí que encontramos documentación con su firma, que prueba la presencia del escritor en la capital del Santo Reino. Tampoco es el caso de Lopera, donde se sabe que Cervantes, entre el 22 y el 25 de febrero de 1592, estuvo recaudando cereal para la Armada Invencible. Un grano que se guardaba en la Casa de la Tercia, que en esos tiempos era el Pósito de la villa de Lopera, destinado a almacenar cereal para su préstamo a los vecinos en épocas de escasez. Podrás visitar la Casa de la Tercia en esta ruta literaria y deleitarte con su exposición de fotografías en color de la Guerra Civil Española.

En cualquier caso, la presencia cierta en otros lugares de la provincia de Jaén y el hecho de haber recibido el encargo de cobrar las contribuciones, nos hace pensar que estaría al tanto de las noticias relativas a la vida y costumbres de los habitantes de las poblaciones a él encomendadas y que una y otra vez recorrería sus caminos, se alojaría en posadas de distinta categoría y conversaría con las más variadas gentes, consiguiendo de esta forma un material argumental de primera mano para la construcción de sus novelas. Por estas circunstancias no debe extrañar que a lo largo de su obra aparezcan referencias a personajes, anécdotas y sucesos relacionados con la provincia de Jaén.

En los textos de Cervantes, podemos encontrar referencias que guardan relación con sus viajes a nuestra tierra, como el texto que hace referencia a la conocida aventura del cuerpo muerto narrada en el Quijote y que todos los críticos cervantinos coinciden en relacionar con el sigiloso traslado del cuerpo de San Juan de la Cruz desde Úbeda a Segovia en 1593, dos años después de la muerte del preclaro carmelita.

Este hecho produjo gran revuelo en la ciudad de los Cerros, que inició un pleito que no se zanjaría hasta 1607. Según la tradición, la comitiva que llevaba el cuerpo del santo fue interrumpida, en opinión de unos, junto a la Peña de Martos, en su camino hacia Montilla, y según otros, en el camino de Madrid a Segovia.

Otra referencia podemos encontrarla en la segunda gran novela del autor, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, publicada un año después de su muerte. En el largo peregrinaje de los protagonistas de la obra, cuando se hallan en tierras españolas se encuentran con una peregrina que tiene previsto visitar, entre otros lugares, la Santa Verónica de Jaén y el santuario de Nuestra Señora de la Cabeza de Andújar. De este último lugar hace una rica descripción que causa la admiración de sus interlocutores.

Por todos estos datos, tanto en los documentos encontrados como en su propia obra literaria, no podemos pasar por alto el hecho de que el escritor alcalaíno dejó su huella en la provincia de Jaén.

Más tarde se trasladaría a vivir a Valladolid, donde con más pena que gloria, llegaría a publicar su novela de El Quijote y posteriormente a Madrid donde pasaría el resto de sus días. Por suerte, actualmente, lo reconocemos como el gran autor español que ha llegado a ser, así como por ser el gran referente universal de las letras españolas.

Camilo José Cela

Nació en Padrón, provincia de A Coruña, el 11 de mayo de 1916, Camilo José Cela es reconocido como uno de los escritores españoles más importantes del siglo XX.

Sus inicios académicos comenzaron en Vigo y más tarde en Madrid, ciudad a la que se había mudado su familia en 1925.En su etapa universitaria, comenzó estudios de Medicina que no llegaría a terminar. En este ambiente frecuentó las tertulias literarias y conoció a Alonso Zamora, Miguel Hernández, María Zambrano o a Max Aub, entre otros.

El estallido de la Guerra Civil marca su carrera literaria. De fuerte ideología derechista, Cela combate en el bando nacional hasta que es herido. Tras el conflicto comienza a trabajar como periodista al servicio del régimen franquista, tanto como confidente como censor. Esa colaboración con la dictadura se mantuvo siempre en un tira y afloja que Cela utilizó durante varios años. De esa primera época es su primera novela La familia de Pascual Duarte (1942), posiblemente la que supuso un mayor impacto sobre la sociedad española y que sería llevada al cine años después.

En 1956 viaja a Mallorca donde, junto a Caballero Bonald, funda la revista Papeles de Son Armandan. También en este periodo crea la editorial Alfaguara donde publica sus textos.

Algunas de sus obras, pese a la colaboración con la dictadura, son completamente censuradas y sus primeras ediciones, como La Colmena (1951), se realizan en Argentina.

Es elegido en 1957 para ocupar el sillón Q de la Real Academia de la Lengua, donde desarrolló una loable carrera como académico.

Su vinculación con la provincia de Jaén se da a través de su obra Primer viaje andaluz: notas de un vagabundaje por Jaén, Córdoba, Sevilla, Huelva y sus tierras (1959). Esta novela entronca con su más afamada novela Viaje a la Alcarria (1948) que, si bien se considera ficción narrada o novelada, también tiene tintes del género de la periégesis o libros de viaje.

En esta línea nace el Primer viaje Andaluz, que dedica a Jaén su cuarto capítulo, y describe diversas poblaciones giennenses. Se detiene en Úbeda y Baeza, así como en otros pueblos, y también en la capital. Es más, el libro fue diseñado, junto al autor, por dos grandes artistas jiennenses: Rafael Zabaleta y Lorenzo Goñi, que dejaron su huella, marcada por su tierra, en la novela.

Entre los numerosos galardones otorgados a Camilo José Cela, destaca, sin duda, el Premio Nobel de Literatura, que le fue concedido en 1989. Dentro del ámbito de las letras castellanas, consiguió los máximos honores con el Nacional de la Crítica (1956) el Nacional de Narrativa (1984), el Príncipe de Asturias en 1987, el Premio Planeta de 1994 y el más importante del mundo hispano, el Premio Cervantes (1995). En definitiva, uno de los escritores españoles más consagrados del siglo XX.

Camilo José Cela murió en Madrid en 17 de enero de 2002 a los 85 años de edad.

Manuel Andújar

Poeta y novelista nacido en La Carolina en enero de 1913. Aún niño marchó a Málaga, donde su familia fijó la residencia y, después de hacer sus estudios en el Colegio Alemán, ingresó en la Escuela de Comercio. Posteriormente vivió en Madrid, Lérida, y Barcelona, siempre relacionado con el libro y la empresa editorial.

En 1939 se exilió a Francia, para pocos meses después, tras una dura experiencia vivida al otro lado de los Pirineos que le serviría como materia de futuros relatos, abandonar la nación vecina y embarcar rumbo a Veracruz (Méjico). De 1939 a 1967 permanece en Méjico, con sólo una breve estancia en Santiago de Chile. Es en Méjico donde funda con José Ramón Arana la revista Las Españas y colabora, junto al Dr. Arnaldo OrPila, en el Fondo de Cultura Económica. En 1967 regresa a España y se asienta en Madrid donde residió hasta su muerte.

Andújar representa, sin duda alguna, la más importante aportación giennense a la narrativa actual. Desde que en 1923 publicase el injustamente olvidado José Toral su espléndida novela «El ajusticiado«, no había sido publicada por un giennense una novela con el nervio y la profundidad dramática como la de «El vencido» de Manuel Andújar.

La crítica literaria insiste repetidamente en vincularlo con Galdós y la Generación del 98. Y así es: su apremio tenso, sus acusados perfiles pesimistas y su acentuado amor a la realidad, son otros tantos eslabones que le ligan y empalman con aquella corriente que -aguas arriba- comenzará a fluir en Quevedo. En este sentido es como entendemos y admitimos el acierto de Marra-López cuando lo define como «escritor de clara estirpe castellana”.

Como poeta, Andújar es un buscador de emociones con amplios recursos de expresión y hallazgos notables. También ha ensayado el teatro con espíritu renovador y técnica compleja. Pero su puesto esencial está en la narrativa áspera, grave y acusadamente testimonial. Falleció en Madrid en abril de 1994.

Patrocinio de Biedma y Lamoneda

Nacida en Begíjar el 13 de marzo de 1845, fue una escritora y articulista cuyo pensamiento feminista y profunda intelectualidad le convierten en la personalidad más relevante de la localidad.

Se casó en 1863 con José María de Quadros y Arellano, natural de Baeza e hijo del marqués de San Miguel de la Vega, trasladándose el matrimonio a la localidad de Baeza. Con veintiocho años quedó viuda, el 9 de febrero de 1873, viendo también morir a los tres hijos de su matrimonio.

La muerte del primero la impulsó a escribir Elegías a la memoria del niño Don José María del Olvido Quadros de Biedma, muerto a los seis años de edad (1874); La oración a mi hijo José del Olvido; y Ecos de amor. A mi hijo José del Olvido, publicadas en La Margarita (1874).

Como poeta abarcó géneros muy diversos, llegando a publicar en colecciones holandesas, como Guirnalda de pensamientos o Recuerdos de ángel, con claras influencias del movimiento romántico.

Su producción narrativa se inicia con Blanca (1870); a la que seguirán 18 novelas más y 4 relatos cortos, denominados por la autora Episodios. Su última novela, La Marquesita (1892), es un homenaje a las gentes de Jaén.

En 1877, acompañada de su amiga, la princesa Rattazzi, se instaló en Cádiz. En esta ciudad fundó y dirigió la revista Cádiz y, en 1878, fundó y presidió la Federación Literaria de Andalucía.

Se casó de nuevo con José Rodríguez y Rodríguez, director de la Crónica Gaditana y archivero jefe de la Diputación, siendo apadrinados por Alfonso XII.

En 1888 tomó parte en el Congreso de Protección de la Infancia celebrado en su ciudad, otorgándosele la distinguida Cruz de la Orden Civil de la Beneficencia de Primera Clase.

En 1898 fue nombrada vicepresidenta en España de la «Ligue des femmes pour le desarmement international» (Liga de las Mujeres para el Desarme Internacional).

El 10 de junio de 1914 murió su segundo esposo, pero lejos de caer en una marchita viudez, continuó con su actividad como animadora cultural, que la llevo a colaborar, firmando como «Ticiano Imab«, en numerosas publicaciones como El Ángel del HogarLa DiscusiónLa MargaritaEl BazarLa Crítica, La IberiaEl Eco de EuropaRevista de AndalucíaFlores y PerlasLa ÉpocaLa Ilustración CatólicaEl Museo PopularLa Correspondencia de EspañaEl ImperialEl ResumenBlanco y NegroEl Álbum Ibero-AmericanoRevista Católica de Cuestiones SocialesGalería de desgraciados, de Madrid; El Mundo IlustradoLa Ilustración de la MujerLa Ilustración Ibérica de Barcelona, entre otras.

Igualmente sus colaboraciones con las publicaciones de su tierra natal fueron muy numerosas: El Álbum del Industrial de Jaén con 28 poemas, Obsequios poéticos a la Virgen de la Capilla (1866-72), El cero de Jaén (1867-68), La Fe Católica de Jaén (1869-70).

El fin de su vida llegó en Cádiz el 14 de septiembre de 1927.

Rafael Láinez Alcalá

Nacido en Peal de Becerro en 1899. Fue catedrático de arte, escritor y poeta giennense. Realizó sus primeros estudios en la escuela nacional de su pueblo y continuó con el bachillerato en el Colegio de Jesús de Úbeda. En Baeza completa su etapa de bachiller en el Instituto General y Técnico de Segunda Enseñanza donde tuvo contacto personal con el poeta Antonio Machado.

Con trece años, Rafael Láinez comienza a publicar sus crónicas como corresponsal en Peal del periódico “La Regeneración” y a colaborar en la revista “Don Lope de Sosa” ambos dirigidos por Alfredo Cazabán Laguna.

A Madrid se traslada para obtener la licenciatura que se ve interrumpida por la Guerra de África en la que participa y desde la que envía crónicas de guerra.

A su vuelta termina la licenciatura en Filosofía y en 1928 obtiene el doctorado con una tesis titulada Aportaciones a la biografía de Don Bernardo de Sandoval y Rojas, obispo de Jaén y arzobispo de Toledo y protector de Cervantes que sería publicada como ganadora del premio Larragoiti.

En este mismo año inicia su andadura docente, primero como profesor auxiliar de Historia del Arte en la Universidad Complutense y después en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando hasta pasada la Guerra Civil en que se incorporaría a la Escuela de Artes y Oficios de Madrid.

En 1945 obtiene su primera cátedra de Historia del Arte en la Universidad de La Laguna (Tenerife) pero no sería hasta 1949 cuando obtiene su cátedra definitiva en la Universidad de Salamanca.

A partir de esta fecha comienza su época de mayor producción literaria y periodística además de fomentar también la divulgación del patrimonio artístico gracias a su intensa actividad conferencial.

En 1969 fue nombrado hijo adoptivo de Salamanca con motivo de su jubilación. En Madrid, es colaborador del Centro de Estudios Históricos, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

De su abundante producción literaria destaca sus trabajos para los periódicos: “La Regeneración”, “Patria”, “La Provincia”, “Paisaje”, “La Esfera”, “Anuario del Adelantamiento de Cazorla”, “Don Lope de Sosa” o la revista “Archivo Español de Arte y Arqueología”.

En cuanto a sus obras mayores destaca su tesis, ya referida, y Pedro Berruguete, pintor de Castilla; ensayo crítico biográfico galardonado en 1934 con el Premio Nacional de Literatura.

Láinez mantuvo siempre una estrecha colaboración con Jaén, lo que le valdría para ser nombrado cronista honorario de Úbeda y miembro fundador del Instituto de Estudios Giennenses.

El mismo investigador cedió al Ayuntamiento de su pueblo natal un importante archivo de gran valor para el entendimiento del movimiento intelectual español del siglo XX.

Años más tarde, el Ayuntamiento de este municipio incrementa este archivo personal adquiriendo la otra parte, rescatando para el pueblo un legado completo de gran interés.

Durante 2007 la Diputación Provincial de Jaén procedió a materializar el proyecto que atiende a la petición del Ayuntamiento de Peal de Becerro de organizar su archivo personal y la catalogación de su biblioteca. El fondo incluye: documentación personal, tasaciones, producción literaria y científica, documentación académica, institucional y fotográfica, así como carteles, láminas, dibujos, mapas y cuadros.

Este programa de investigación especial, fue propuesto y desarrollado por el Instituto de Estudios Giennenses.