Antiguo Casino de Artesanos

Sin duda, uno de los lugares con mayor incidencia literaria en la vida de Lorca. Aquí ocurre su encuentro, cuando es todavía más músico que escritor, con Machado.

Este hecho marcará su orientación artística hacia las letras y lo convertirán en uno de los poetas más universales de nuestra literatura.

El 8 de junio de 1916 tuvo lugar la velada en la que Machado recitó para los viajeros versos de Rubén Darío -muerto meses antes- y fragmentos de La Tierra de Alvargonzález, mientras que Lorca tocó al piano piezas andaluzas como la Danza de la Vida Breve de Falla.

En este recital conoce a María del Reposo Urquía, que interpreta también unas piezas.

Antonio Chicharro, en la colaboración que hace en el libro homenaje del centenario de la llegada de Machado a Baeza Cien Años del Encuentro de Antonio Machado y Baeza o la Celebración de una Poesía como Palabra Esencial en el Tiempo, nos indica que este encuentro supuso además el comienzo de una respetuosa amistad entre Antonio Machado y el joven García Lorca, subrayada en un poema que firma en 1918 el joven estudiante granadino en las primeras páginas de un libro prestado de la primera edición de Poesías Completas de Antonio Machado:

Dejaría en este libro

toda mi alma.

Este libro que ha visto

conmigo los paisajes

y vivido horas santas.

Los ecos de este encuentro se iban a materializar también en el primer poema que escribió, según su hermano Francisco García Lorca, fechado en junio de 1917: Canción. Ensueño y Confusión, de corte absolutamente rubeniano.

Canción

Ensueño y Confusión

(…)

Y llega la noche negruzca y callada

y llega la carne con fe y esplendor

y llega el placer con el dulce extravío.

Más ¡ay! que la muerte llegó y el dolor.

(…)