Plaza de Los Naranjos
Siguiendo en línea recta por la calle Maestra, giramos y subimos levemente por la calle Colegio hasta alcanzar la Plaza de los Naranjos, un bello rincón rebosante de los cítricos que le dan nombre y único espacio donde se puede disfrutar de una bella placa de cerámicas dedicada a Miguel Hernández y que complementa con un bonito y breve extracto del poema “El último rincón”:
(…) El naranjo sabe a vida
y el olivo a tiempo sabe.
Y entre el clamor de los dos
mis pasiones se debaten. (…)