Barrio de San Lorenzo

Bajando por la calle Cava, nos acercamos al peculiar barrio de San Lorenzo, lugar donde Antonio Muñoz Molina pasa su niñez y que se convierte en un protagonista más en su obra, con sus calles empedradas, sus casas blancas, las iglesias y palacios…

El autor recrea en este barrio un espacio literario que es un elemento clave para entender e interpretar la acción del relato, identificando espacios específicos en el barrio como los jardines de la Cava (tanto en Plenilunio como en El jinete polaco), la Iglesia de San Lorenzo, la Puerta de Granada, las calles empedradas o sus miradores.

  • Los jardines de la Cava (tanto en Plenilunio como en el Jinete Polaco).

(…) En los jardines de la Cava, alrededor de la estatua del alférez Rojas Navarrete, que mira en línea recta hacia el norte igual que el general Orduña mira hacia el sur […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

  • La Iglesia de San Lorenzo y la puerta de Granada.

(…) Cubierta por la hiedra hasta la cruz de su pináculo la espadaña de la iglesia de San Lorenzo sigue manteniéndose imposiblemente en pie, pero el pilar de la muralla, junto a la puerta de Granada […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

  • Las calles empedradas y oscuras.

(…) Pero no quiero alejarme tanto […], veo de nuevo la calle del Pozo, empedrada y oscura, con largas bardas de corrales y dinteles de piedra […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

  • Los miradores de San Lorenzo.

(…) me acuerdo del vértigo de asomarme a los miradores de la muralla y ver delante de mis ojos toda la hondura de los precipicios y la extensión ilimitada del mundo, las terrazas de las huertas, las lomas de los olivares, el brillo quebrado y distante del río, el azul oscuro de las estribaciones de la Sierra, el perfil de estatua derribada del monte Aznaitín […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.