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Miradores de la muralla

Los escenarios de su infancia, el paisaje de su Úbeda natal y de las lejanías del valle del Guadalquivir, están continuamente presentes en la obra de Muñoz Molina, como el propio autor revela:

“(…) A mí me gustan muchos sitios, pero yo veo el paisaje del valle del Guadalquivir desde las murallas de mi ciudad y ese paisaje me conmueve de una manera de la que no me conmueve ningún otro. (…)”

Entrevista a Antonio Muñoz Molina. Revista Librújula. 25 de febrero de 2016.

Un intimismo revelado en muchas de sus novelas y donde los miradores de Úbeda le sirven de atalaya para desnudar las cualidades estéticas y de sentimiento que le provocan.

(…) me acuerdo del vértigo de asomarme a los miradores de la muralla y ver delante de mis ojos toda la hondura de los precipicios y la extensión ilimitada del mundo, las terrazas de las huertas, las lomas de los olivares, el brillo quebrado y distante del río, el azul oscuro de las estribaciones de la Sierra, el perfil de estatua derribada del monte Aznaitín (…).”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

(…) También él, Solana, había mirado de niño ese espacio de ilimitada luz y regresado a él para morir, abiertas calles de Mágina que parecía que fuesen a terminar ante el mar y terraplenes como balcones acantilados o altos miradores marítimos desde donde se asomaba a toda la claridad del mundo no violado sino por la codicia de sus pupilas y las fábulas de su imaginación (…)”.

Antonio Muñoz Molina. Beatus Ille.

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Mercado de Abastos

Seguimos el itinerario con un espacio continuamente mencionado por Muñoz Molina en su novela El jinete polaco, el Mercado de Abastos.

Aquí acude su padre cada día de madrugada para vender los productos duramente recolectados en la huerta familiar.

(…)Ya habría amanecido, su padre estaría en el mercado ordenando la hortaliza húmeda y brillante sobre el mostrador de mármol, y tal vez se preguntaría de vez en cuando dónde estaba él, a cuál de esas ciudades a las que quería irse en la adolescencia lo habría llevado su oficio errabundo de intérprete.” (…)

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

Aunque ya desde 1878 existía la gran inquietud de dotar a la ciudad de un mercado de abastos para evitar la venta en la calle, hasta 1933 no se encarga la edificación al arquitecto de Linares don Luis Casanova Vila, terminando su edificación en 1935.

El Mercado de Abastos, de estilo racionalista, se erigió en el lugar donde había estado con anterioridad el Convento de Nuestra Señora de la Coronada, del S. XVI.

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Iglesia de San Isidoro

La Iglesia de San Isidoro es un lugar que Muñoz Molina recrea en ocasiones en sus novelas, como hace en El Jinete Polaco, donde además de plasmar el “ambiente” de Mágina, la utiliza para ubicar a alguno de sus peculiares personajes, como su taurino párroco.

(…) Recordó que no había luz en esa calle tan estrecha, que iba a dar al claro de San Isidoro, donde había una fuente cuyo caudal escuchó al mismo tiempo que el chapoteo en el barro de los cascos de un caballo, que al sacudir la cabeza hizo sonar los arreos de un coche]”(…)

La Iglesia de San Isidoro, que data de los siglos XVI y XVII y construida sobre antiguos restos de una mezquita, es de extraordinario interés al ser una de las pocas construcciones góticas en una ciudad famosa por su arte renacentista. De hecho, aunque el exterior presenta dos fachadas góticas de estilo Gótico Flamígero -representado sobre todo en los pináculos-, el interior es renacentista.

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Estatua del General Orduña

El General Leopoldo Saro fue un militar y político destacado en el primer cuarto del siglo XX. Estaba unido a la provincia de Jaén por motivos familiares, promoviendo numerosas actividades de índole social, cultural y económica. En Úbeda fomentó la apertura de la biblioteca municipal, varios grupos escolares, el Parador de Turismo, la reconstrucción de la Casa de las Torres como la Escuela de Artes y Oficios y el Teatro Ideal Cinema. También contribuyó al desarrollo de la línea ferroviaria Baeza-Utiel, aunque nunca llegó a funcionar.

No es de extrañar que el General Saro fuese designado hijo adoptivo de Úbeda. Al general se le erigió una estatua en su honor en la plaza Primero de Mayo, luego reubicada en la plaza Vieja o de Toledo, que pasó a llamarse plaza del General Saro posteriormente y ahora plaza de Andalucía.

El general fue asesinado en agosto de 1936 por milicianos republicanos y parece ser que posteriormente su estatua fue tiroteada por un pelotón anarquista. Antonio Muñoz Molina utiliza la figura del General Saro y su plaza para crear su propio general, el General Orduña, así como su propio espacio literario, la plaza del General Orduña, que está presente en algunas de sus obras (Beatus Ille y El Jinete Polaco). Incluso utiliza el argumento del “fusilamiento de la estatua” para incluirlo en Beatus Ille.

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Torre del Reloj

La torre del Reloj se localiza en la plaza de Andalucía, junto a la Oficina de Turismo. Tiene su origen en un torreón perteneciente a la muralla árabe, construido en el siglo XIII y formaba parte de la defensa de la principal entrada a la villa. No es hasta mediados del siglo XVI cuando se adapta la torre para albergar el reloj, que constituye un elemento simbólico de la localidad y un lugar magnífico para ver Úbeda a vista de pájaro, además de albergar las campanas más antiguas de la ciudad.

Para Antonio Muñoz Molina la Torre del Reloj es un integrante representativo en sus novelas y la localiza en la plaza del General Orduña, también espacio principal de Mágina.

(…) Noches de invierno, a finales de año, los escaparates de la calle Nueva y del Real iluminados hasta muy tarde, altavoces con villancicos en los soportales de la plaza del General Orduña, las acacias adornadas con bombillas intermitentes, la estrella de Belén sobre la torre del Reloj […]”

El jinete polaco. Antonio Muñoz Molina

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Palacio de los Orozco

Callejeando nos acercamos a la plaza de San Pedro, donde se localiza el Palacio de los Orozco, único ejemplo en Úbeda de la arquitectura palaciega del siglo XIX, de influencia francesa y pinceladas modernistas. El Palacio de los Orozco constituye uno de los escenarios donde Antonio Muñoz Molina desarrolla la acción de su novela Beatus Ille en Mágina.

El palacio es más antiguo que las acacias y los setos, pero la fuente ya estaba allí cuando lo construyeron, traída de Italia hace cuatro siglos por un duque muy devoto de Miguel Ángel […]”

Antonio Muñoz Molina. Beatus Ille.

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Casa de Las Torres

La Casa de las Torres es un palacio al estilo de alcázar urbano torreado (de ahí su popular nombre) y actualmente alberga la Escuela de Artes y Oficios de Úbeda, donde se desarrollan estudios de Ebanistería Artística, Grabado y Técnicas de Estampación, Proyectos y Dirección de Obras de Decoración y Bachillerato de Artes. El palacio es un espacio muy utilizado por Antonio Muñoz Molina en su obra El Jinete Polaco, novelando la leyenda de “la emparedada”, mujer que apareció a principios del siglo XX tras unas obras de rehabilitación del palacio. Restos que son asignados a doña Ana de Orozco. Según cuenta la leyenda, movido por la venganza, su marido, Andrés Dávalos, la vistió con hábitos de monja, le colocó un rosario en las manos y la emparedó viva. Esto pudo ocurrir a mediados del siglo XVI.

[…] vio de nuevo la cara de la mujer emparedada en la Casa de las Torres y sus ojos alucinados por la oscuridad y la muerte, vio a su abuelo Manuel vestido con el uniforme de la Guardia de Asalto y pensó que ya era tiempo de ir regresando hacia Mágina […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

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Residencia de Antonio Muñoz Molina

Como punto neurálgico del barrio de San Lorenzo, y dentro de la plaza análoga, está ubicada la vivienda donde residió Muñoz Molina y que utiliza como recurso en distintas partes de la novela El Jinete Polaco.

La casa, que sigue siendo de propiedad familiar, no es visitable, pero alberga una placa en la fachada que rememora la singularidad de ser la vivienda de tan ilustre autor.

[…] y aquella noche, en su dormitorio, desde cuya ventana podía ver a la luz de la luna la fachada de la Casa de las Torres y las sombras oblicuas de las gárgolas […]”

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Barrio de San Lorenzo

Bajando por la calle Cava, nos acercamos al peculiar barrio de San Lorenzo, lugar donde Antonio Muñoz Molina pasa su niñez y que se convierte en un protagonista más en su obra, con sus calles empedradas, sus casas blancas, las iglesias y palacios…

El autor recrea en este barrio un espacio literario que es un elemento clave para entender e interpretar la acción del relato, identificando espacios específicos en el barrio como los jardines de la Cava (tanto en Plenilunio como en El jinete polaco), la Iglesia de San Lorenzo, la Puerta de Granada, las calles empedradas o sus miradores.

  • Los jardines de la Cava (tanto en Plenilunio como en el Jinete Polaco).

(…) En los jardines de la Cava, alrededor de la estatua del alférez Rojas Navarrete, que mira en línea recta hacia el norte igual que el general Orduña mira hacia el sur […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

  • La Iglesia de San Lorenzo y la puerta de Granada.

(…) Cubierta por la hiedra hasta la cruz de su pináculo la espadaña de la iglesia de San Lorenzo sigue manteniéndose imposiblemente en pie, pero el pilar de la muralla, junto a la puerta de Granada […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

  • Las calles empedradas y oscuras.

(…) Pero no quiero alejarme tanto […], veo de nuevo la calle del Pozo, empedrada y oscura, con largas bardas de corrales y dinteles de piedra […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

  • Los miradores de San Lorenzo.

(…) me acuerdo del vértigo de asomarme a los miradores de la muralla y ver delante de mis ojos toda la hondura de los precipicios y la extensión ilimitada del mundo, las terrazas de las huertas, las lomas de los olivares, el brillo quebrado y distante del río, el azul oscuro de las estribaciones de la Sierra, el perfil de estatua derribada del monte Aznaitín […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

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Escultura a los Caídos

Entre la plaza Vázquez de Molina, donde se encuentran auténticas obras del Renacimiento como la Sacra Capilla del Salvador y el Barrio de San Lorenzo, donde vivió su niñez y juventud Antonio Muñoz Molina, se sitúa la plaza del Ayuntamiento, también conocida como la plaza de los Caídos por la escultura que alberga. Una escultura que se localiza en el centro de la plaza y está dedicada a todos los caídos en la Guerra Civil española. Fue realizada en 1951 por el maestro imaginero gaditano Juan Luis Vasallo.

El autor ubetense hace mención varias veces a esta plaza y/o su escultura en su obra El jinete polaco, tanto para evocar su itinerario habitual hacia el barrio de San Lorenzo, como para recordar aspectos interesantes en la novela.

“[…] y fue don Mercurio quién encargó que la hicieran […], a un artista que después se hizo muy célebre […], Eugenio Utrera, no sé si tú llegaste a conocerlo, también hizo el monumento ese que hay en la plaza de los Caídos […]”

Antonio Muñoz Molina. El jinete polaco.