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Trincheras

A lo largo y ancho del término municipal de Lopera se pueden encontrar numerosas huellas de la Guerra Civil Española, puesto que en los alrededores de la localidad se situó la línea divisoria entre los bandos franquista y republicano, conocido popularmente como frente de Andújar.

Especialmente, se pueden visitar dos importantes nidos de ametralladoras junto al Puente del Arroyo Salado, en el paraje Las Esperillas, conocidas popularmente como “trincheras”, que están compuestas por bloques de hormigón armado, hierros entrecruzados y pequeños trozos de piedra. Estos temibles nidos de ametralladoras pertenecían al bando nacional y fueron utilizados como puestos de vigilancia.

La verdad es que no llegaron a entrar en batalla, por lo que están en muy buen estado de conservación y por eso, junto a los espacios aledaños, se han utilizado habitualmente para la recreación de la Batalla de Lopera. El primer nido de ametralladoras está situado sobre un terreno totalmente llano, a unos 2,5 kilómetros del casco urbano.

Su estructura adquiere la forma de “S”, tiene una altura de 2 metros, más de veinte orificios para la instalación de las distintas ametralladoras, pequeños huecos en la parte superior para la colocación de los fusiles y armas automáticas, y zonas interiores para la reserva del armamento y munición.

El otro nido de ametralladoras se haya situado a unos cien metros de distancia del anterior (más alejado de la carretera) y fue construido sobre una pendiente más elevada. Su superficie consta de dos pequeñas escaleras, con tres y dos peldaños respectivamente, provista a su vez de descansos. Su estructura adquiere la forma de “L” y acaba igualmente en semicírculo. Por lo demás, también tiene orificios para la ubicación de ametralladoras, huecos superiores para los fusiles y espacios interiores para la conservación de la munición.

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El jardín de los poetas ingleses

El ejército franquista conquistó Lopera el día de Navidad de 1936 sin que pudiera impedirlo la voladura del puente sobre el arroyo Salado por los republicanos. En los tres días siguientes, tropas de la XIV Brigada Internacional republicana al mando del general Walter, intentaron recuperar la población sin éxito. Durante los ataques y contraataques, la compañía británica del batallón La Marsellesa, alcanzó las primeras casas del pueblo, pero se vio obligada a replegarse. Los republicanos sufrieron unos trescientos muertos y más del doble de heridos. Un número de bajas considerable, cuyo conocimiento afectó en gran manera a nuestro poeta oriolano. Entre las setenta y ocho bajas mortales de los 145 hombres que integraban la compañía británica se encontraban el poeta Rupert John Cornford y el novelista Ralph Winston Fox. Sus cadáveres jamás fueron recuperados.

Cornford, provenía de una conocida familia intelectual -su padre era catedrático de Filosofía Antigua en la Universidad de Cambridge y su bisabuelo era nada más y nada menos que el científico naturalista Charles Darwin-. Siguiendo sus convicciones y fuertes ideales comunistas, se alistó voluntario con el estallido de la Guerra Civil Española. Murió por una ráfaga de ametralladora cuando, heroicamente, intentaba ayudar a un compañero en la Batalla de Lopera el 28 de diciembre de 1936. Acababa de cumplir 21 años y tenía una prometedora carrera literaria por delante. Entre los poemas escritos en España podemos destacar Full Moon at Tierz, A Lefter from Aragón, To Margot Heinemann, Grieve in a new way for new losses y On a Lost Battle in the Spanish War.

Fox, también provenía de una familia acomodada inglesa, pero a raíz de un viaje a la Unión Soviética, su compromiso social y literario queda marcado para siempre. En el verano de 1936 se enrola en las Brigadas Internacionales, de la que será Comisario Político adjunto del 12º Batallón. Murió en la Batalla de Lopera, durante la jornada del 27 de diciembre de 1936 cuando intentaba conquistar el paraje conocido como “Cerro del Calvario”, cuando contaba tan solo con 36 años de edad. Entre sus libros publicados destacan los títulos Capitan Youth, A comedi in three acts, People of the Steppes, A Biography, Marx and Engels on the Irish Questío y Genghis Khan.

El pueblo de Lopera rinde un orgulloso homenaje a estos voluntarios británicos con un sencillo monolito a ambos escritores y una placa de bronce conmemorativa al poeta John Cornford, realizada por el escultor escocés Frank Casey y donada al Ayuntamiento de Lopera por el historiador británico Alan D. P. Warren.

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Monumento a Miguel Hernández

Lopera rinde homenaje a Miguel Hernández a través de un monumento en forma de mosaico de gran formato con el poema “Aceituneros de Jaén”, convertido hoy en día en el himno oficial de la provincia de Jaén.

En la misma plaza se encuentra una placa homenaje a la XIV Brigada Internacional, como memoria y reconocimiento del pueblo de Lopera a su sacrificio.

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Castillo de Lopera

El Castillo de Lopera es uno de los mejores ejemplos de castillo construidos por la Orden de Calatrava en la provincia de Jaén.

Esta imponente fortaleza, que sobresale dentro del casco antiguo, tiene planta pentagonal con cinco torreones y dos torres homenaje. Esta configuración lo hace excepcional.

Conserva a su vez el perímetro amurallado original, que le confiere mayor valor histórico y patrimonial. Este castillo pertenece a la Ruta de los Castillos y las Batallas de Jaén.

Tras su reciente restauración, el castillo cuenta con un formidable Centro de Interpretación cuyas salas están dedicadas a la Orden de Calatrava, a la historia reciente del castillo como bodega y también a la Batalla de Lopera.

La musealización de la Batalla de Lopera cuenta con diversos espacios donde se expone el mapa general de la Guerra Civil, la situación de Lopera en el conflicto, el desarrollo de la Batalla, así como recreaciones de trincheras. Especial atención se hace a algunos personajes ilustres que estuvieron en el frente como los escritores británicos, John Cornford y Ralph Fox, pertenecientes a la XIV Brigada Internacional.

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Casa de la tercia, colección de la batalla de…

La Casa de la Tercia era el Pósito de la villa de Lopera, destinado a almacenar cereal para su préstamo a los vecinos en épocas de escasez.

Este uso es de interés histórico porque Cervantes estuvo en Lopera, entre el 22 y el 25 de febrero de 1592, recaudando cereal para la Armada Invencible.

Otro uso fue de bodega para los excelentes vinos de la zona. A la localidad se la conoce como la “pequeña Jerez”.

Pero el uso que nos interesa para la ruta literaria de la Casa de la Tercia es el actual, que es el uso cultural.

En la planta baja de la Casa de la Tercia se localiza una exposición de 54 fotografías de la Guerra Civil Española en color en la villa de Lopera (1936-1940).

La visita se puede completar accediendo al Museo de Pedro Monje, escultor, ceramista y pintor oriundo de Lopera, que se encuentra en la planta alta de la Casa de la Tercia.

Arquitectónicamente hablando, el edificio, que data de la segunda mitad del siglo XVI, es una construcción de ladrillo de grueso tapial, con escasos elementos decorativos y con piedras de cantería que refuerzan las esquinas del edificio.

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