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Puente Ariza

El Puente Ariza, proyectado por el ilustre arquitecto Andrés de Vandelvira, bajo la dirección de obras del cantero Antón Sánchez, de Úbeda y financiado por el Obispo de Jaén, don Diego de los Cobos de Molina, está construido sobre el río Guadalimar y cobra importancia porque se trataba de la principal vía de comunicación entre Úbeda y la Peñuela (La Carolina), por lo que fue paso obligado de San Juan de la Cruz para acceder a la ciudad a la que acudió a “curarse de unas calenturillas”.

El puente, importante en sí mismo por ser una obra cumbre de la ingeniería civil de Vandelvira, por el tratamiento de los sillares, el tamaño del arco principal y su encaje en el paisaje, tiene una longitud de 99,5 metros y es Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, desde el 4 de febrero de 1993.

Desde 1998 no es transitable, como consecuencia de la entrada en funcionamiento del Pantano de Giribaile, quedando sumergido parcialmente bajo las aguas y emergiendo en periodos de sequía.

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Monumento a San Juan de la Cruz

Muy cerca del museo, en la plaza Primero de Mayo, se encuentra el monumento a San Juan de la Cruz.

Un monumento en forma de escultura, realizado en mármol blanco pulido y piedra caliza, que es obra y donación del escultor malagueño Francisco Palma Burgos.

Fue inaugurado el día 24 de noviembre de 1959, celebrándose en aquel año diversos actos en honor al Santo.

El monumento, en perfecta sintonía con la plaza y la Iglesia de San Pablo, no fue la idea original. Hubo otro proyecto más ambicioso, cuya maqueta podrás contemplar. Pero para eso, tendrás que venir y descubrirlo.

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Museo de San Juan de la Cruz

El Museo de San Juan de la Cruz, es el único existente en el mundo dedicado a su figura, se inauguró en 1978 en dependencias del convento de San Miguel de los Carmelitas Descalzos, a donde acudió el poeta místico a curarse de las “calenturillas”:

(…) “Yo recibí aquí en la Peñuela el pliego de cartas que me trajo el criado. Tengo en mucho el cuidado. Mañana me voy a Úbeda a curar de unas calenturillas, que, (como ha más de ocho días que me dan cada día y no se me quitan) paréceme habré menester ayuda de medicina “(…).

Este convento carmelitano se funda en el año 1587, bajo la advocación de San Miguel, patrón de la ciudad, fruto del impulso que recibirá la Orden del Carmelo de manos de Santa Teresa de Jesús. Aquí permanece San Juan de la Cruz desde el 28 de septiembre hasta su muerte en una pobre celdilla a las doce de la noche entre el día 13 y 14 de diciembre de 1591.

En 1627, se adosó un Oratorio al convento para albergar el sepulcro de San Juan de la Cruz, siendo el primer templo del mundo católico edificado en su honor. Se piensa que el Oratorio se ubica en el mismo espacio que ocupó la celda donde murió el Santo, existiendo una inscripción en la fachada que recuerda este hecho.

El Museo San Juan de la Cruz se conforma por diversas salas, donde destaca la antigua Sacristía Conventual, donde se encuentran diversas reliquias del Santo, como dos dedos de su mano derecha y que son uno de los principales reclamos del Oratorio. En otras salas se muestran otros espacios y objetos que se relacionaban con el Santo (iconografía, celda donde murió, escritos, etc.). El Museo también se ha enriquecido con una notable biblioteca especializada en temas sanjuanistas y de espiritualidad.

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Estatua del General Orduña

El General Leopoldo Saro fue un militar y político destacado en el primer cuarto del siglo XX. Estaba unido a la provincia de Jaén por motivos familiares, promoviendo numerosas actividades de índole social, cultural y económica. En Úbeda fomentó la apertura de la biblioteca municipal, varios grupos escolares, el Parador de Turismo, la reconstrucción de la Casa de las Torres como la Escuela de Artes y Oficios y el Teatro Ideal Cinema. También contribuyó al desarrollo de la línea ferroviaria Baeza-Utiel, aunque nunca llegó a funcionar.

No es de extrañar que el General Saro fuese designado hijo adoptivo de Úbeda. Al general se le erigió una estatua en su honor en la plaza Primero de Mayo, luego reubicada en la plaza Vieja o de Toledo, que pasó a llamarse plaza del General Saro posteriormente y ahora plaza de Andalucía.

El general fue asesinado en agosto de 1936 por milicianos republicanos y parece ser que posteriormente su estatua fue tiroteada por un pelotón anarquista. Antonio Muñoz Molina utiliza la figura del General Saro y su plaza para crear su propio general, el General Orduña, así como su propio espacio literario, la plaza del General Orduña, que está presente en algunas de sus obras (Beatus Ille y El Jinete Polaco). Incluso utiliza el argumento del “fusilamiento de la estatua” para incluirlo en Beatus Ille.

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Torre del Reloj

La torre del Reloj se localiza en la plaza de Andalucía, junto a la Oficina de Turismo. Tiene su origen en un torreón perteneciente a la muralla árabe, construido en el siglo XIII y formaba parte de la defensa de la principal entrada a la villa. No es hasta mediados del siglo XVI cuando se adapta la torre para albergar el reloj, que constituye un elemento simbólico de la localidad y un lugar magnífico para ver Úbeda a vista de pájaro, además de albergar las campanas más antiguas de la ciudad.

Para Antonio Muñoz Molina la Torre del Reloj es un integrante representativo en sus novelas y la localiza en la plaza del General Orduña, también espacio principal de Mágina.

(…) Noches de invierno, a finales de año, los escaparates de la calle Nueva y del Real iluminados hasta muy tarde, altavoces con villancicos en los soportales de la plaza del General Orduña, las acacias adornadas con bombillas intermitentes, la estrella de Belén sobre la torre del Reloj […]”

El jinete polaco. Antonio Muñoz Molina

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Palacio de los Orozco

Callejeando nos acercamos a la plaza de San Pedro, donde se localiza el Palacio de los Orozco, único ejemplo en Úbeda de la arquitectura palaciega del siglo XIX, de influencia francesa y pinceladas modernistas. El Palacio de los Orozco constituye uno de los escenarios donde Antonio Muñoz Molina desarrolla la acción de su novela Beatus Ille en Mágina.

El palacio es más antiguo que las acacias y los setos, pero la fuente ya estaba allí cuando lo construyeron, traída de Italia hace cuatro siglos por un duque muy devoto de Miguel Ángel […]”

Antonio Muñoz Molina. Beatus Ille.

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Casa de Las Torres

La Casa de las Torres es un palacio al estilo de alcázar urbano torreado (de ahí su popular nombre) y actualmente alberga la Escuela de Artes y Oficios de Úbeda, donde se desarrollan estudios de Ebanistería Artística, Grabado y Técnicas de Estampación, Proyectos y Dirección de Obras de Decoración y Bachillerato de Artes. El palacio es un espacio muy utilizado por Antonio Muñoz Molina en su obra El Jinete Polaco, novelando la leyenda de “la emparedada”, mujer que apareció a principios del siglo XX tras unas obras de rehabilitación del palacio. Restos que son asignados a doña Ana de Orozco. Según cuenta la leyenda, movido por la venganza, su marido, Andrés Dávalos, la vistió con hábitos de monja, le colocó un rosario en las manos y la emparedó viva. Esto pudo ocurrir a mediados del siglo XVI.

[…] vio de nuevo la cara de la mujer emparedada en la Casa de las Torres y sus ojos alucinados por la oscuridad y la muerte, vio a su abuelo Manuel vestido con el uniforme de la Guardia de Asalto y pensó que ya era tiempo de ir regresando hacia Mágina […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

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Residencia de Antonio Muñoz Molina

Como punto neurálgico del barrio de San Lorenzo, y dentro de la plaza análoga, está ubicada la vivienda donde residió Muñoz Molina y que utiliza como recurso en distintas partes de la novela El Jinete Polaco.

La casa, que sigue siendo de propiedad familiar, no es visitable, pero alberga una placa en la fachada que rememora la singularidad de ser la vivienda de tan ilustre autor.

[…] y aquella noche, en su dormitorio, desde cuya ventana podía ver a la luz de la luna la fachada de la Casa de las Torres y las sombras oblicuas de las gárgolas […]”

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Barrio de San Lorenzo

Bajando por la calle Cava, nos acercamos al peculiar barrio de San Lorenzo, lugar donde Antonio Muñoz Molina pasa su niñez y que se convierte en un protagonista más en su obra, con sus calles empedradas, sus casas blancas, las iglesias y palacios…

El autor recrea en este barrio un espacio literario que es un elemento clave para entender e interpretar la acción del relato, identificando espacios específicos en el barrio como los jardines de la Cava (tanto en Plenilunio como en El jinete polaco), la Iglesia de San Lorenzo, la Puerta de Granada, las calles empedradas o sus miradores.

  • Los jardines de la Cava (tanto en Plenilunio como en el Jinete Polaco).

(…) En los jardines de la Cava, alrededor de la estatua del alférez Rojas Navarrete, que mira en línea recta hacia el norte igual que el general Orduña mira hacia el sur […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

  • La Iglesia de San Lorenzo y la puerta de Granada.

(…) Cubierta por la hiedra hasta la cruz de su pináculo la espadaña de la iglesia de San Lorenzo sigue manteniéndose imposiblemente en pie, pero el pilar de la muralla, junto a la puerta de Granada […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

  • Las calles empedradas y oscuras.

(…) Pero no quiero alejarme tanto […], veo de nuevo la calle del Pozo, empedrada y oscura, con largas bardas de corrales y dinteles de piedra […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

  • Los miradores de San Lorenzo.

(…) me acuerdo del vértigo de asomarme a los miradores de la muralla y ver delante de mis ojos toda la hondura de los precipicios y la extensión ilimitada del mundo, las terrazas de las huertas, las lomas de los olivares, el brillo quebrado y distante del río, el azul oscuro de las estribaciones de la Sierra, el perfil de estatua derribada del monte Aznaitín […]”

Antonio Muñoz Molina. El Jinete Polaco.

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Escultura a los Caídos

Entre la plaza Vázquez de Molina, donde se encuentran auténticas obras del Renacimiento como la Sacra Capilla del Salvador y el Barrio de San Lorenzo, donde vivió su niñez y juventud Antonio Muñoz Molina, se sitúa la plaza del Ayuntamiento, también conocida como la plaza de los Caídos por la escultura que alberga. Una escultura que se localiza en el centro de la plaza y está dedicada a todos los caídos en la Guerra Civil española. Fue realizada en 1951 por el maestro imaginero gaditano Juan Luis Vasallo.

El autor ubetense hace mención varias veces a esta plaza y/o su escultura en su obra El jinete polaco, tanto para evocar su itinerario habitual hacia el barrio de San Lorenzo, como para recordar aspectos interesantes en la novela.

“[…] y fue don Mercurio quién encargó que la hicieran […], a un artista que después se hizo muy célebre […], Eugenio Utrera, no sé si tú llegaste a conocerlo, también hizo el monumento ese que hay en la plaza de los Caídos […]”

Antonio Muñoz Molina. El jinete polaco.